La práctica constante de movimiento aporta múltiples beneficios: previene la obesidad, enfermedades cardiovasculares, diabetes, osteoporosis y trastornos neurológicos como el Alzheimer y el Parkinson. Además, mejora la calidad del sueño, fortalece órganos vitales, reduce el estrés, promueve la autoestima y favorece el desarrollo de habilidades sociales, cognitivas y emocionales.

Las Directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre Actividad Física y Hábitos Sedentarios (2020) recomiendan al menos 3 horas diarias de actividad para niños de 3 a 5 años, y 60 minutos diarios para niños y adolescentes de 5 a 19 años, preferentemente de intensidad moderada a vigorosa. Las actividades pueden ser estructuradas o espontáneas, siempre seguras y adaptadas al entorno.

Algunas opciones incluyen juegos al aire libre, circuitos motores, deportes en canchas barriales, academias de danza o artes marciales, colonias de vacaciones, juegos grupales con pelotas y tareas domésticas activas como ordenar, limpiar o trabajar en jardines y huertas.

Es fundamental que estas actividades sean supervisadas por personas adultas, se adecuen al clima mediante el uso de vestimenta cómoda y abrigada, y contribuyan además a reducir el tiempo frente a pantallas a menos de dos (2) horas diarias (incluyendo televisión, videojuegos, tablet, celular y computadora). De esta forma, se promueve un estilo de vida más activo, saludable y equilibrado, incluso durante la temporada de invierno.

Consideraciones clave a tener en cuenta para una actividad física segura:

1. Vestimenta adecuada: vestir ropas por capas que permita quitar o agregar según la intensidad del ejercicio, usar gorro y guantes si es necesario.

2. Calentamiento y vuelta a la calma más prolongados: el cuerpo tarda más en entrar en calor en bajas temperaturas, por ello es necesario aumentar el tiempo de calentamiento dinámico (10-15 minutos).

3. Hidratación: aunque sientan menos sed, la deshidratación también puede ocurrir en invierno, para ello se debe ofrecer agua antes, durante y después de la actividad elegida.

4. Duración e intensidad recomendadas: mantener la recomendación actual de la OMS, que recomienda 60 minutos diarios de actividad física moderada a vigorosa en niños y adolescentes de 5 a 19 años. Se pueden fraccionar en varias sesiones breves, por ejemplo, varias sesiones 10, 20 o 30 minutos. 

5. Prevención de enfermedades: no realizar actividad física intensa si el niño/a está cursando un cuadro viral o infeccioso. Estimular el lavado de manos y cambios de ropa si esta mojada. 

6. Exposición a la luz solar: promover actividades al aire libre cuando sea posible (entre las 10:00 y 15:00) para favorecer la síntesis de vitamina D.