Inicialmente, fueron liberados los padres del propietario de la estancia, Roberto Peroni. Ellos indicaron a los policías que ya estaban en la zona y que los captores solicitaron unos US$ 15 mil para liberar a todos. Sin embargo, una hora después se produjo la liberación.
La versión oficial es que los captores se sintieron rodeados por agentes policiales y que utilizaron de escudo para fugarse al hijo del propietario, que luego fue liberado sin que se pagara suma alguna. Los malvivientes quemaron en un descampado, camino a San Fernando, la camioneta que utilizaron durante el atraco. Los malvivientes se llevaron armas de fuego, una suma en reales, motosierra y otros objetos.